MI EXPERIENCIA EN EL AGUA. Miguel

Nuestro blog surgió con la idea de dar a conocer nuestro trabajo, pero también para dar espacio a la divulgación de las experiencias contadas de primera mano para que puedan ayudar a aquellas personas que se puedan ver en una situación similar.

Hoy nos habla Miguel.

Lo primero quiero empezar presentándome, soy Miguel y ahora tengo 40 años, pero cuando tenía 36 sufrí un ictus y desde entonces convivo con ataxia. En aquel momento vivía en Barcelona y trabajaba en el aeropuerto del Prat.

Después de esto me vine para Asturias donde empecé mi recuperación y así conocí a Mara en un centro en el que trabajaba y como había confianza he seguido con ella hasta el día de hoy …

Yo era una persona que me gustaba mucho ir a nadar, estaba sacando el título de buceo así que el agua y yo tenemos una muy buena relación, me gusta mucho el agua, así que tras cuatro años llegó un momento que pensé “¿qué voy a estar sin tocar el agua toda la vida?…. aún me queda mucho”.

Entonces empecé a hablarlo con Mara, mi terapeuta y a pensar por dónde podría empezar… y así me atreví con la piscina de mi urbanización… obviamente acompañado de la terapeuta y la fisio que me ayudaron.

Para mí ha sido una experiencia muy buena, fue como el reencuentro con el agua aunque las sensaciones han sido muy diferentes. Mi percepción es que por un lado se acentúan algunos de los “defectos” como por ejemplo la descoordinación, pero en otros te favorece como me pasó con el equilibrio, que es como si el agua te sujetara y el esfuerzo que tenía que hacer para moverme era mucho menor notando fluidez cada vez que lo hacía.

Había muchas cosas que mirar… como reaccionaría el cuerpo, la vista (que es prácticamente igual que antes) y la respiración o el contacto con el agua, siendo ésta una de las cosas que más me ha costado, he notado falta de coordinación para la respiración, cuando tomar aire y aguantar para meter la cabeza en el agua y cuando soltar el aire mientras giro o volteo dentro.

La piscina no tenía una entrada adaptada al agua, pero aun así eso no supuso ningún problema. Pudimos hacer varias cosas, hice “el muerto”, trabajamos la verticalidad e incluso pude nadar un poco “a lo perrito”. Nada más salir del agua me encontré un poco más torpe no se si relacionado con el cansancio o por el cambio de medio, pero con un día de descanso ese movimiento más torpe se me quitó.

Mi objetivo actualmente es manejarme bien con el andador y sé que el agua puede ayudarme con esto, ya que es bueno físicamente pero también mentalmente.

Me preguntan si con esta experiencia se lo recomendaría a alguien, yo lo recomiendo a todo aquel que pueda probarlo, porque es bueno para la mente y el cuerpo y aunque creas que no es para ti piensa que… mal no hace, siempre viene bien.